domingo, 20 de septiembre de 2015


El Muay Thai, “el arte de los ocho miembros”, está profundamente enraizado en la historia de Tailandia. El Thai Boxing no es sólo un deporte, sino que forma parte de la cultura tailandesa. En ésta, nuestra última edición de Thai Life, nos subimos al ring para comprender la fascinación nacional por el Muay Thai.
Estamos en la Meca del Muay Thai. El sueño de cualquier luchador es pelear un día aquí. Sólo los mejores lo hacen en el legendario Estadio Lumpinee. Así nos lo confirma el luchador Karin Detdiew: “La atmósfera en el Estadio Lumpinee es más ruidosa que en el resto de estadios del país. Puedes oír a la gente animando y eso te da más energía. Realmente puedes sentir la energía”.
Karin Detdiew ha peleado en el Estadio Lumpinee en muchas ocasiones. Comenzó a practicar el Muay Thai a los ocho años. Para Detdiew, como para muchos, el Muay Thai es una forma de escapar de la pobreza. Es miembro del Campamento de Lucha Yodtong, en Chonburi, al sudeste de Bangkok, uno de los más famosos del país.
Fue fundado por Kru Yodtong , quien es “Maestro Oficial de Muay Thai” en Tailandia. Su secreto: no solo la fuerza hace al campeón, sino también la técnica: “Éste es un arte marcial muy técnico. Necistas aplicar las técnicas de la forma que las has entrenado. El entrenador debe preparar al luchador no sólo para pelear, sino también en la tradición de este arte marcial. Si usas sólo la fuerza no puedes ganar. Debes aprender las técnicas correctas”.
Nadie ha formado a más campeones que este maestro. Su objetivo es pasar sus conocimientos a las nuevas generaciones.
La historia del Muay Thai se remonta a siglos de antigüedad. Se tienen registros de combates desde hace 700 años, pero la historia del arte marcial comenzó hace 2000.
Desde el siglo XIII los guerreros eran formados por monjes especializados en el combate cuerpo a cuerpo. Según la leyenda, el Muay Thai ayudó a proteger la independencia del país.
Hoy en día se han fijado reglas. Los combates constan de un máximo de cinco asaltos de tres minutos, separados por descansos de dos minutos. Se permite golpear con puños, rodillas, pies y codos.
Los luchadores entrenan seis horas al día, seis días a la semana, hasta que sus movimientos se vuelven instintivos.
El sacrificio que deben realizar es grande. Así lo refleja Karin: “Tienes que tener pasión y entrenar duro. Además, tienes que tener una gran ambición. Realmente debes amar el Muay Thai y trabajar duro. Para llegar a donde una vez soñé, he tenido que superar muchos obstáculos”.
Para Karin, el Muay Thai es su vida. Una vez terminada su carrera como luchador quiere convertirse en entrenador y ya ha empezado a preparar a alumnos como Tomas Holik. Procedente de la República Checa y de 33 años, vino a aquí para aprender el Muay Thai en el lugar en el que fue creado: “Estoy aquí por el Muay Thai, porque es un deporte muy sano. Es el mejor deporte para los abdominales, pero también a nivel mental y para el corazon”.
Pero el Muay Thai es más que un deporte. La tradición y los valores culturales siempre están presentes. Un ejemplo es el Mongkon, una banda ceremonial que se coloca en la cabeza para proteger al luchador de los malos espíritus.
Además, antes de cada pelea, cada combatiente realiza el llamado Wai Khru para rendir homenaje a su entrenador, a sus padres y a su religión.
Tailandia sueña con que el Muay Thai se convierta en una discilplina olímpica. En la actualidad, su solicitud está siendo revisada por el COI.

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